Poco vales si tu muerte no es deseada por muchas personas
¡Ah! ¡Líbero! ¡Libre!
Libre, eres libre,
Libre en un mundo libre,
Libre de ser, libre,
O libre para ser libre
Pero… ¿de verdad eres libre?
¿O solo crees ser libre?
Por supuesto, libre, eres libre,
Porque conduces TU coche, eres libre,
Porque vives en TU casa, libre,
Porque de levantarte eres libre,
Porque eliges EL canal, libre,
Porque de ir o no ir eres libre…
Pero… ¿de verdad eres libre?
¿O solo crees ser libre?
¿Eres acaso libre para ser libre?
Por supuesto, libre, eres libre,
Porque tienes decisión libre,
Porque hay miles de elecciones, libre,
Porque quieres un Tibet libre,
Y porque de saber donde está estas libre,
Porque de ser o no ser se es libre…
Pero… ¿de verdad eres libre?
¿O solo crees ser libre?
Libre eres de preguntarlo, libre,
De buscar tus respuestas eres libre,
De volar libre como pájaros, libre,
Si ello te apetece, eres libre,
Si te lo puedes libremente permitir, eres libre…
Pero… ¿de verdad eres libre?
¿O solo crees ser libre?
¿O solo eres libre en un mundo libre,
que olvidó el significado de ser libre?
Mas bien pienso que nosotros,
Tú y yo, en libertad,
No somos libres, seres libres,
Ni libres para ser libres…
Mas bien pienso que nosotros,
En este libre mundo libre,
No somos libres para ser libres,
Sino, más bien, estamos libres de ser libres…
En un lóbrego mundo libre,
Que tal vez nunca supo u olvidó…
...el significado de la verdadera libertad
¡Pero Libre eres tú, Libre!
(Éste es, si mal no recuerdo, el primer relato que publiqué. Por ello, le tengo un apego muy especial. Ya lo hice en su tiempo en "Nanorobótica para gusanos de seda", pero lo vuelvo a repetir (pero ahora aquí). Matizo que se trata de una reedición del relato original.)
Y calle abajo se contoneaba con sus tacones. Estaba muy orgullosa de ellos: se los había regalado un amante francés que vino y se fue en un mismo mes pues, al parecer, le buscaban por hurtar en un convento. Partió y la dejó con promesas de un futuro maravilloso, rodeados de veinte críos chillones y un par de perros, en un enorme caserío. Sin embargo, el se marchó y lo único que quedó fueron aquellos ruidosos tacones, objeto de envidia de muchas jovencitas de entonces, allá en el pueblo. No recuerdo su nombre, pero todas las mañanas temprano se la oía taconearse calle arriba y abajo, y entre abajo y arriba, un saludo de esta hermosa a un servidor apostado en la puerta de su casa, en la fuente o en la vieja vaquería. Arriba y abajo, abajo y arriba, y ella se contoneaba con sus tacones todos los días, ignorando el dolor que estos le hacían sufrir, debido a las piedrecillas del suelo o a los adoquines de la calle mayor… ¿Que importaba un par de cortes a aquella mujer? ¿Que importaban los cardenales en sus dulces pies a aquella que demostraba ser de una pasta más dura, de una dureza excepcional? A mi me importaban.... cada gota de sangre que resbalaba de sus castigadas extremidades y caía en tierra era para mi un castigo injusto, algo que no debería permitirse ni en los peores tiempos de guerra, ni en las situaciones más adversas, en aquellas en la que todo importa poco y lo poco lo es todo… ¿Pero que importa la opinión de un ciego? ¡Creen acaso que yo me alegré de haber sido designado inútil para guerrear! ¿Qué es más duro que ver marchar uno a uno a aquellos que te rodearon toda tu vida?.... Pues es más duro no verlos marchar… pero no porque se queden precisamente…
Y un día se dejaron de oír aquellos tacones que me colmaban de alegría todas las mañanas. Día tras día esperé, pero jamás volvieron a contonearse por las calles. Al poco me enteré que la metralla de un obús acabó con su vida, durante la ocupación, mientras cargaba con dos docenas de huevos, para una familia imposibilitada de trabajar… En su bondad encontró su muerte, como flor que brota en un cementerio. No recuerdo su nombre, pero se que dos soldados se jugaron sus tacones en una partida de dados…
Olga Viatkina no recibió jamás una respuesta. Según las autoridades soviéticas, la "comida en mal estado" había sido la causa de la muerte de su hijo y de otras 67 personas en Sverdlosk, pero nadie se llevó al engaño: no se utilizan trajes protectores para examinar a las víctimas de una intoxicación alimenticia. En la planta de bioarmamento de la población se había producido una fuga de esporas de bacilo del carbunco.
"Hasta el día de hoy, nadie nos ha dicho que lo mató el carbunco. Se limitaron a darnos 40 rublos que gasté en un vestido para el entierro." - Olga Viatkina
Un miserable. Eso es lo que quiero ser en la vida: un miserable. Lo primero que me viene a la cabeza es Víctor Hugo… aunque no me refiero a eso, precisamente. Me gustaría explicarme.
(Del lat. miserabĭlis).
2. adj. Abatido, sin valor ni fuerza.
3. adj. Mezquino (que escatima en el gasto).
4. adj. Perverso, abyecto, canalla.
Perverso. El que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas. Ese es el significado de "miserable" al que me quiero remontar. "Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas"... el estado habitual de las cosas, que no el IDEAL de estas. Rara vez coinciden estos dos términos: creo que solo cuando se alinean los planetas y las ratas se posan a dos patas. Y eso que esta vez me refiero solo a las ratas como animal.
Normal. El "estado normal". ¿Que es normal ahora? Veamos... Bueno el ser un normaloide (de la especie “Normalodeum Normaloideus” o comúnmente conocido como “Consumidor varón norteamericano estándar”) es algo normal. Vale. El tener más que el ser, el saber. Vale. El abecedé del siglo XXI: Acabar,…, Consumir, Derrochar, Extinguir... me falta la "b".... ¡ya sé! "Bomitar" (si... ya que la incultura también está al orden del día, metámosla también en el zurrón). Vale, vale, vale, vale y vale. Pues será cuestión de ciscarse en todo eso ¿no?
One of my favourite songs of one of my favourite bands, Led Zeppelin... covered by the Finnish rock band “Leningrad Cowboys” (amazing this guys) with The Red Russian Army Choir (so great!), a musical combination that I love to hear... wonderful, just incredibly fantastic, breathtaking…
And as we wind on down the road
Our shadows taller than our soul
Rastsvetali iabloni i grushi!
There walks a lady we all know
Who shines white light and wants to show
Poplyli tumany nad rekoj!
How everything still turns to gold
And if you listen very hard
Vykhodila na bereg Katyusha!
The tune will come to you at last
When all are one and one is all
Woe oh oh oh oh oh!
To be a rock and not to roll
Woe oh oh oh oh oh!
Woe oh oh oh oh!
Woe oh oh oh oh!
(Este relato lo escribí hace ya mucho tiempo atrás, pero no cambiaría nada, me gusta como está... Este es otro de aquellos "relatos de metro" que nunca fue bien recibido... y no me figuro porqué...)
Y entonces, ella subió. En el último y vacío vagón, en el sucio, oscuro y desierto vagón, solo ella y yo, solo yo y ella... y nadie más para poblar la infinidad de destartaladas sillas desocupadas. El ruido de los coches, el alboroto cosmopolita, el ajetreo propio de una noche en la desembocadura del Turia… todo aquello queda fuera… solo el incesante traqueteo del tranvía, la continua vibración, la ausencia de calor humano paliada con un tenue intento de calefacción y una tímida melodía sosegada tañen en el ambiente del sombrío cubículo móvil… sombrío… y sin embargo tan mágico… tan estupefaciente…
Y allí esta ella, sentada justo en frente de mí… sus largos y cobrizos cabellos cubren sus generosos pechos, su clara piel, ligeramente tostada, realza su belleza caucásica. Sus tiernos ojos azules son una puerta a su alma… me sonríe… me hace preguntarme ¿Cómo se llamará? ¿Que fatalidades habrán vivido esos grises faldones gastados? ¿Cuantas jornadas habrán esas cansadas piernas andado? ¡Y sus brazos!… ¿Quién habrá hallado consuelo entre esos maternales brazos?
El neón publicitario por fin hace justicia, iluminando su dulce faz en la que se refleja a su vez energía y agotamiento, alegría y dolor, mucho dolor… picardía, bondad, oportunismo, supervivencia… Hay quienes le abominan, hay quienes quieren que se marche… Y yo no lo comprendo… ¿A violar nuestros sagrados santuarios domésticos en busca de nuestros bienes? ¿A traer la discordia, el odio, la maldad? Como si ello fuere algo nuevo, como si no nos bastásemos para tal… No, yo me niego a creer que tal regalo de la naturaleza sea fruto de rumores desprestigiadores, de fobias, de rencor… Me niego a aceptar que se le niegue acogida a un ser que rebosa júbilo, un romántico júbilo, y que inspira ternura a todos aquellos que tuvieren la suerte de estar en su presencia… Me niego a permitir que se consideren a cuatro malhechores como portaestandartes de un pueblo orgulloso, de un pueblo trabajador, cuyas verdaderas y generosas gentes encarnan ideales de un mundo hospitalario, de un mundo respetuoso, de un mundo, ante todo, humano… en el que los más bellos sentimientos originarios del hombre, de la mujer, se manifiestan en seres de carácter afable, mentes que armonizan a la vez la picardía del trapero y el afecto de una tierna madre…
El sueño de una vida mejor nos puede arrancar de nuestras propias raíces y llevarnos por tortuosos caminos… el cruel destino malearnos como si de arcilla fuéremos… El mugido de las vacas, el balido de las ovejas… el ronroneo de los viejos tractores… la caricia del trigo en las piernas desnudas… el tenue calor del sol en las mañanas de primavera… el tueste de los cereales… la alegría de la siega… el dorado de los árboles en otoño… el sonido de las sirenas de los barcos mercantes… la dulce niebla de las fogosas mañanas portuarias… castillos encantados, malditos… bosques lúgubres y mágicos… historias de vampiros, de hombres lobo… de reyes, de condes, de princesas balcánicas… antiguas leyendas… el Kashkaval, el Tarator, el dulce de Banitsa con leche…el Tuica, el Boza, el Slivovitz… todo aquello queda atrás, muy atrás... en pos de un sueño de ultranza… hallar una vida mejor… que en ocasiones jamás es hallada… dejándonos morir a miles de kilómetros de aquel lugar que solíamos llamar nuestro hogar…
Su parada es anunciada y ella se levanta lenta, armoniosamente, arrastrando sus enseres y aparejos consigo… la presencia humana se desvanece y solo me quedo, en esta oscura y fría noche, como dueño y señor del vagón… triste… y a la vez feliz, contemplando a aquella maravillosa mujer… Era vieja, rechoncha y desdentada, pero para mí, ella será siempre la princesa de los Balcanes…
Era inevitable. Por mucho que intento no ver la televisión esta me persigue adonde quiera que vaya. Peor que
Y allí estaba yo. Sentado en la consulta del galeno (con todos mis respetos a los matasanos). Con un pantallón "Telefunken" delante.... ¿no querías? ¡Pues toma!
Bueno, no es que yo no vea la televisión. Pero desde luego, nunca un solo anuncio. Aunque prometan volver en 30 segundos... son treinta segundos que pierdo, treinta segundos menos.. ¿Treinta segundos? ¡Que exagerado!... Sí, díselo al que le faltó eso para poder desactivar un cartucho de Goma 2 atado a una farola, delante de un colegio.
Pues eso, anuncios a porrón. Y que ridículos, que estupidez. Veamos... ¿para que demonios quiero yo reforzar mis defensas? ¡No estoy hecho de metal, pero os aseguro que no soy un endeble!
Anuncio de cereales dietéticos… Una oficina llena de "sesenta's noventa's"... Si... ¿y que más? Además... ¿Para que van a querer esas los cereales? Yo creo que les vendrían mejor las dichosas defensas... aunque a algunas se les ve que ni el propio Sun-Tzu, cargado con dos mil ejemplares de "El Arte de
Anuncio de Coca-Cola (marca registrada): …¡Bravo!¡Bravo, caro, Bravo! Con dos co..ca colas. Ahí la risa no la pude aguantar. Juas. Claro, nadie sabe más que una cocinera, por supuesto. Menos aún si le han dado un buen incentivo económico ¿verdad?... Quedan todos invitados a mi casa. Si se vienen al taller de mi padre, donde suelo trastear de tanto en tanto, señoras y señores de Coca - Cola (marca registrada), comprobarán donde metemos los tornillos oxidados... y que hacemos cuando se nos acaba el desatascador. Y funciona. Místeres de Coca - Cola (marca registrada): Si alguna vez se quedan sin negocio (cosa que dudo... aún pueden vestir a los reyes magos de rojo) les propongo que se dediquen al negocio de la limpieza (si... no solo la de dinero, que esa ya la dominan)... yo me refiero a la limpieza de grasa y tal, desbanquen ustedes a los del "Cilit Bang", que me caen gordos.
Mi favorito, anuncio de McDonald's… Bueno... si es que si pongo algo malo de McDonald's aun se me quejan. A mi me han llegado a decir que McDonald's, para nada, es responsable de ningún tipo de desgracia para nadie. Por supuesto. El que se hincha a comer rata es porque quiere. ¿Pero que pasa con la madre soltera del curre de mierda (de mierda no, es 100% vacuna... o vacuno, lo que sea) de una compañía que no conoce las palabras "enfermedad" o "motivos familiares"? (bueno si... pero creo que es sinónimo de "despido" o "dimisión") ¿Que pasa con los agricultores de Brasil? Bah, bah.... Mientras el payaso cabrón siga trayéndonos nuevas "delicias" a bajo coste ¿que más da?...
Oh! Y permítanme recordarles que la nueva Chicken Gourmet de McDonald's (con bacon o sin, usté elige), se puede comer con las manos, y se suelta por el mismo lugar (de vientre o en una acera del aparcamiento, usté elige)...
¡Menos mal!¡Ya era hora!¡Antes mil analíticas que seguir viendo esto! Me encanta el sistema sanitario, solo tuve que esperar unas 3 horas...
Nuevas plagas se ciernen sobre nosotros... Al parecer, ahora requerimos tomar más medicamentos que nunca: yogures, vitaminas, batidos, refuerzos... Al parecer cada día somos más débiles, siendo ESO la debilidad de la especie y no absurdas teorías de principios del siglo pasado... Al parecer solucionamos nuestra impotencia, base de frustración, con rabia e ira... Y al parecer, la reprimimos cuando es necesaria... y la liberamos cuando menos hace falta...
Correteaban por las alcantarillas... subían, bajaban y volvían a subir. Mordían cables, tuberías. Antes de que te dieras cuenta, te podían devorar un brazo limpiamente... dejando solo un par de tendones infectos alrededor de una columna de hueso...
Su apetito era insaciable. Su voracidad inmedible. Comen, tragan. Quieren más. Nunca hay suficiente. Y todas son iguales... bueno, todas no... las hay gordas, negras, con los ojos inyectados en sangre, las hay de tamaño de conejos o del tamaño de musarañas... pero siguen siendo ratas...
¿Sabes qué?
- ¿Que?
Que aunque sean ratas, aunque sean gordas y malolientes, aunque en sus tripas se digieran partes de niños, de animales muertos, de desperdicios, aunque devorarían a uno de nosotros sin remordimiento si tuviesen la ocasión... las prefiero a los que viven arriba... son lo mismo, pero al menos estas son sinceras con sus intenciones.
- ¿Quieres otro trozo?
Si, claro...
- No está tan tierna como siempre...
Te he dicho que las blancas están mejor.
The people of Reckblarney, a small little town near Näestvedgrad, always wore hats. Not because a strange law said so, as happened in other villages such as Rumbuburia, where they always had to speak rhyming … here hats where used because it was the only way to visually express feelings.
Of course, Reckblarney’s hats, made only by the best hatmaker masters of the
One dark, cloudy day, a young man called Elbuort Smelborp came into the little village. He only had a pair of pennies in his pocket, an aged brown beret, some black bread to eat and a dirty, old rag he used as a cape. Elbuort was a kind–hearted fellow; however, he had always been a bit unlucky: wandering from there to here he had found nothing but trouble and problems… “In the almost forgotten Reckblarney - he thought - I’ll find a way”.
As the “traveller’s non-written laws” said, Elbourt went to the place where he knew that, by having some money, he would be welcomed, despite the fact of being a foreigner…. the local
The tavern was crowded: it looked like there where more people than the number of inhabitants the town really had. “Beer calls better and with a sweeter voice than the most beautiful mermaid” said an old Reckblarnian saying. And of course, each person had his own hat… some where yellowed, tall as trees in autumn, while other where green as after-rain grass. There was no place for sadness in The Black Buttercup. Only a pair of hats where flat and dark blued... but of course, that was because their carriers had fall asleep, due to the excess of ale. However, these sometimes glowed and grew… it seems that alcohol dreams are a well of feelings.
As Elbourt walked in, the silence became the lord of the
(To be continued....)
He who fights and runs away lives to fight another day
